Matthew Perry y la ketamina
Matthew Perry y la ketamina
Matthew Perry publicó sus memorias: Amigos, amantes y aquello tan terrible (Friends, lovers, and the Big Terrible Thing), hace un año. Mi mejor amigo me lo consiguió en formato electrónico. Me encantó. No lo conservé porque, digamos, no era una copia “legal”. Así que no lo leí de nuevo.
Un efecto secundario de este libro fue que dejé un par de hábitos no tan beneficiosos para mí. No fue algo consciente ni planeado. Y ni siquiera me di cuenta sino hasta meses después, cuando de pronto noté que llevaba cierto tiempo sin hacer nada de eso.
Este 2023 me he dedicado casi exclusivamente a leer sobre Magia en inglés. Ya tenía varios grimorios en mi colección, desde que comprendí que mi novena a los ángeles y arcángeles es un ritual de magia de velas.
Este 14 de febrero, a raíz de que una fulana me aplicó ghosting, comencé a explorar otras vertientes. Más trabajos de Magia para mis consultantes de lectura de cartas de Tarot.
No había pensado mucho en el libro de Matthew sino hasta que este falleció. Pensé si valía la pena comprarlo aunque ya lo leí, y decidí que sí, como agradecimiento a lo que me ayudó. Comencé mi relectura a la par que salían artículos sobre cómo fue encontrado el cuerpo, el reporte preliminar de la autopsia, las declaraciones de los actores de Friends, etcétera.
En particular me dejó helada la última publicación de @mattyperry4 en instagram, misma que me hizo preguntar si el fallecimiento en serio fue accidental: 6 días antes de morir se tomó una foto en su alberca, jacuzzi o lo que sea, preguntando si el agua tibia lo hacía sentir bien. Y la declaración: Soy Mattman (de Batman).
Matman (con una t) aparece al principio de la autobiografía. Y en una noticia donde una ex novia, Keyli Edwards, afirma que dicho alter ego sólo aparecía cuando Matthew recaía en las drogas. Y que ojalá las autoridades investigaran más al respecto.
La respuesta de internet: indignación total. ¿Qué pretendes, ex novia?, ¿llamar la atención?, ¿que te digan “oh, tenías razón” si el reporte final de la autopsia confirma tu teoría conspiratoria?
En esta relectura de las memorias, me llamó en especial la atención el episodio donde Matthew pide medicamento para el síndrome de abstinencia. Dos personas del centro de rehabilitación lo ignoran. Así que él hace un par de llamadas a algún o algunos “camellos” (dealers) y consume. Pero lo cachan, y lo expulsan. Me pareció en verdad genial la perorata que dio a los responsables del centro, sobre lo ridículo de ser expulsado de rehabilitación por haber consumido.
Y la cita citable (mi traducción):
“¡Soy un adicto a las drogas, consumí algunas drogas, eso es lo que hacemos!” .
(“I’m a drug addIct, I did some drugs, that’s what we do!”).
Y pues, sí: supongo que eso es lo que un adicto hace…
El reporte final de la autopsia dijo: ketamina.
No, ni de cerca es lo mismo que la quetiapina, como leí en un comentario. Terapias médicas supervisadas con ketamina contra la depresión y la ansiedad, tal y como menciona en su autobiografía: “La ketamina no es para mí”.
Pero fue una sobredosis en casa, sin médico alguno presente, semana y media después de la última… ¿terapia?
Y ahora una fuente anónima, “muy cercana”, dice que Matthew mintió a todos con respecto a su sobriedad, y que jamás estuvo limpio.
Por el momento suspendí la relectura ante la pregunta: ¿Qué tan cierto es todo lo que Matthew Perry cuenta? ¿Vale la pena seguirme desvelando por leerlo?
Continuaré con el tema en alguna otra ocasión.
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