Hoy es 20 de enero de 2024.
Apenas escribo ahora porque 2023 intentó darnos una despedida permanente a quienes nos enfermamos de alguna gripa o influenza o cuestión extraña. Y nos dejó con síntomas.
Primero fue mi hija, que padece de vías respiratorias (al parecer por mi alergia a los gatos y gatetes). Le mandaron un antiviral.
Me enteré de que era influenza cuando fui por dolor de oído y me dieron el mismo medicamento. Desde el covid 2022 no me sentía tan mal. Voy al médico cada que me duele el oído a raíz de que alguien afirmó haber perdido audición debido a una infección mal cuidada. Y de por sí uno está ciega a esta edad, encima quedar sorda, ya nada más falta lo bruta y muda.
Una vez que me recuperé del molesto (aunque no preocupante, considerando las tres décadas que fui fumadora) dolor de pecho, mi oído derecho se estuvo tapando y destapando, tapando y destapando, durante un mes o más. Así de WTF.
Mandé a mi esposo a que se pusiera la vacuna contra la influenza.
Una amiga de la familia también tuvo gripa y aún se siente mal.
Y un amigo que es cliente de lectura de cartas de Tarot sigue con síntomas de bronquitis.
Así que, supongo, la nueva gripa es continuar con al menos un síntoma durante meses.
Para colmo, salieron con que hay una nueva variante de covid y bla bla, así de WEY YAAA.
No queda más que resignarse a que si te da, pues te da y te jod**.
Mientras tanto a hacer ejercicio, recuperar el cuerpaxo tras los estragos del ponche, y agradecer que seguimos aquí. No aquí en el blog, sino aquí en este planeta. Con nuestros seres queridos y con los que soportan.
Lo bueno es que, si te mueres, siempre te pueden contactar con una tabla Ouija.
O tú puedes contactar a los vivos usando WhatsApp…
Hace poco me volvió a escribir una persona que estoy segura de que me había bloqueado. Le enseñé el mensaje a mi esposo y así de: ¿Ya ves cómo sí existe la resurrección de los muertos?
