Marion, 13 años para siempre
Pensé en la conveniencia de realizar una protección mágica después de que una amistad muriera tras un accidente de coche. Y, dos meses después, la prima de mi primó murió por cáncer de mama.
Fue tan impactante que mi amigo adolescente decidiera quitarse la vida porque en mi protección mágica solo pedí por mi familia nuclear: mi esposo, mi madre y mi hija. Ahora pido por toda mi familia, mis amigos, y nuestros seres queridos.
Por otro ritual de Magia tuve que pensar en mi deseo fundamental. ¿Quién no desea ser rico? Y soy «famosa» a nivel local por tercera vez en mi vida (31 mil seguidores de tiktok). Hace años mi deseo fue ser escritora, y eso hasta que noté que mi mente está más tranquila (psicológicamente hablando) cuando no creo literatura.
Tras enterarme de la muerte autoinfligida de mi amigo, me di cuenta de que mi deseo principal siempre ha sido estar viva y ser feliz. Escribí cuando me sentía sola y quise ser famosa para recordarle mi existencia a cada persona que me haya abandonado.
Y funcionó. A principios de 2007, mi antiguo blog TodoMePasa estaba entre los 150 más visitados de México (mis primeros 15 minutos de fama). Gracias a TodoMePasa me casé con Héctor. Y también fui contactada por personas que ni sabía que estaban vivas o que di por muertas, aunque no valió la pena el dolor de revivirlas para matarlas de nuevo.
Aún quiero ser rica, por supuesto, como todos. Y ser famosa no es un subproducto para mí, es un medio pero también un fin. Aunque ahora quiero ser rica y famosa pero con dignidad, lo consideré así desde que se hizo viral la actriz porno Lorena Cid Pinto, esposa del ex comentarista deportivo (ahora actor porno enmascarado) Lalo Trelles, quien me hizo bullying en la secundaria y preparatoria del Colegio Simón Bolívar para Niñas. Recordé vívidamente el trauma ahora que leí Marion, 13 años para siempre (Marion, 13 ans pour toujours), y la lucha de su madre Nora Fraisse por hacerle justicia al suicidio de su hija por causa de bullying escolar.
Y estoy viva, aunque siempre pensé que me iría joven. Pude haber muerto por mis tonterías al menos dos veces, pero me salvaron un par de ángeles disfrazados de personas.
Y soy feliz más allá de las palabras.
Lamento tanto que con 16 años de edad, mi amigo no haya tenido un deseo fundamental que lo mantuviera luchando.
Ahora pues que descanse en paz.
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